Retozando oscuro con la sombra el sueño de un amor vivaz
espera, pacientemente,
la congelación demente, d'este fuelle. D'estelas también, un par.
Siendo reensamblados aún por cola, del tiempo y temporal,
los pobre medio cachos
lloran... Son trozos mezclados; uno d'este y el otro de allá.
Surge en mi ese grito, entonces, remezclado y de dolor
de ambos; todos
los amores que dejaron penuria de rastro en su lugar.
Resollando al día largo sin estrellas de nadie sobre el mar
me pierdo; sólo
soy un buscador de risa fácil, un amor, el día claro; un hombre más...
en busca de la mujer de las caricias precipitadas
y los regalos acolchados y ansiosos
del entendimiento en cada letra silenciosa de mi triste mirar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario