Allí estaba, terriblemente inevitable.
Me miró con ojos inteligentes; brillaban.
Yo midiendo los pasos d'escapatoria que no me quedaban.
Ella presta para lanzarse con delirio a mi garganta.
Y yo sabiendo que no me libraría de sus ansiosas garras.
Y ella acercándose. Saboreando el recuerdo de mis sedientos labios.
¡SÍ! Me encantan las dos últimas.
ResponderEliminarSigue así, porfa.
Pailar.