12 de enero de 2012

Cazado

Allí estaba, terriblemente inevitable.
Me miró con ojos inteligentes; brillaban.

Yo midiendo los pasos d'escapatoria que no me quedaban.
Ella presta para lanzarse con delirio a mi garganta.

Y yo sabiendo que no me libraría de sus ansiosas garras.
Y ella acercándose. Saboreando el recuerdo de mis sedientos labios.

1 comentario:

  1. ¡SÍ! Me encantan las dos últimas.
    Sigue así, porfa.
    Pailar.

    ResponderEliminar