17 de octubre de 2016

Reflejos de temporal

La campanada nocturna
que arropa a la tempestad
se oculta. El vacío difunde
una profunda sensación
mística, y mi sentido vivo
y embotado sonríe, humilde.

Soy mucho más sin ser.

Quizá sea la caprichosa
luz mojada del arcén,
o más bien el aroma frío
y el murmullo arropador.

Quizá sea mi yo mismo:
evoco irreflexiblemente
la nostalgia de un camino
de impresiones enmarañadas.

La campanada nocturna
retumba. Y ensánchase
mi corazón.

13 de octubre de 2016

Una espiral es mejor que un círculo

Pétalos de raíz,
y gotas de nubes.
Rayo bajo la tierra
que duerme en sueños.

Un cielo mar añil
salpicado con graznidos.
Letras de arena mecidas
por el viento. ¡Oh, el viento!

Siempre sale el sol verde,
rojo, azul y de colores
vivos. La campana de sonido
jamás cesa; aleatoria.

Alejo de mis pensamientos
a mí mismo. Ese ser expectante.
Sólo los hechos perduran bajo
la vista que se cansa.

Un cielo mar añil
y pétalos de raíz.
El amor es uno mismo
junto al afecto veraz.

Letras de arena mecidas
y gotas de nubes.
El amor es uno mismo;
crecer, crecer... ¿Dónde estarás?

17 de septiembre de 2016

Independencia

Brisa de recuerdos, átame;
no quiero hallar mi ser entre
esperas de pesadilla.

Libradme, palabras simples
que tintineas y apuntan
la dirección de mi pulso.

Besos. Caricias; cosquillas.
Tú, mirada penetrante.
Tú, y mi corazón sonríe.

Hoy todavía me velo
entre la luz y mi sombra
debe temerse a sí misma.

Sigue sin sanar la estría
entre el deber y el deseo
de abandonarme de niño.

No logro saber aún
si yo soy quién digo ser
o tan sólo una mentira.

16 de julio de 2016

¿Qué te pasa?

Luces de fuego tristes
sobre la mar en calma.
No hay brisa, sabe a sal
y el reflejo se marcha.

Te quiero siempre pero
también tiemblo; corriente
trémula que no aplaca
el ansia de caricias.

No te encuentro al oír
palabras. Invoqué
tu esencia auténtica,
de forma fallida.

23 de mayo de 2016

Prado de primavera

Estrellas de sol y mediodía
filtradas por tu perfume sedoso;
tu nariz resulta un blanco fácil
bajo aquella tela de añil danzante.

Entre la brisa fresca tus caderas
reposan y mis manos anhelan
bajo la calidez prístina. Besos
fugaces y caricias tranquilas.

Mis dedos quedan enmarañados
entre los rizos que de noche juegan
con mis pensamientos. Sin embargo,
genero un claro cedido a mis labios.

Las flores cantan notas distinguidas
sobre un lecho especial de esmeralda;
tú me sigues a tu sueño de calma
rubí, citrina y aliento ardente.

Busco en tu mirada las respuestas
de mi corazón. ¿Qué pasa?, preguntas
siempre a mi enigmática sonrisa.
Yo callo o suelto alguna tontería.

No puedo ni quiero escapar; te encuentro
cada vez más. Cercas mi visión
de esperanzas. ¿Dónde estabas amor?
He aguardado por ti tanto tiempo...