Brisa de recuerdos, átame;
no quiero hallar mi ser entre
esperas de pesadilla.
Libradme, palabras simples
que tintineas y apuntan
la dirección de mi pulso.
Besos. Caricias; cosquillas.
Tú, mirada penetrante.
Tú, y mi corazón sonríe.
Hoy todavía me velo
entre la luz y mi sombra
debe temerse a sí misma.
Sigue sin sanar la estría
entre el deber y el deseo
de abandonarme de niño.
No logro saber aún
si yo soy quién digo ser
o tan sólo una mentira.