31 de diciembre de 2010

Palabras perturbadas.

Suspira. Siente el mar.
Te arrastra sin remedio y te adentras en sus aguas. Frías, turbulentas, te llevan hacia dónde nunca imaginarás. Son recuerdos, mueren, y puede que algún día desaparezcan al fin. Por el desagüe del olvido, allí, tus dudas debes empujar.
Ese fuego cálido y brillante, aquél que nos envuelve en su manto de ternura, se derritió y quedó tan líquido, que ahora de mis ojos sale infinito.
Qué daría yo por todo, aún sabiendo que tanta nada tiene, si de amor no me faltara y de risas, me sobraran...

22 de diciembre de 2010

Empañas mi cristal.

Veo el mundo tras el cristal del dolor, y que a pesar de dejarlo entrever todo, lo envuelve con una áspera capa:
Me roza el alma al contemplarlo, sea noche o día, aunque sobretodo al imponerse en el cielo las estrellas. Recordándome... una dulce e incumplida promesa.
Apacigua unos latidos, antes entusiasmados por la viveza de las llamas, no con caricias sino más bien a puñaladas. Desangrando, se cansa, aunque el veneno no se marcha.
Aspira, corta y destruye, un alma entregada, que por bandera la entrega de un amor portaba. Congelada -por tu ausencia a mi vera- y ahora tan frágil... puedes machacarla.

Dime cuantas de tus noches lloradas fueron farsa y qué palabras de las tuyas no eran falsas.
Supiste decir te amo. Pudiste besarme antaño. ¿Podrás volver conmigo, contarme por qué este daño?
Porque me encuentro en este estado, con un reflejo de ti que no te pertenece, y una nueva amiga que no aparece por mi vida. Y lo que daría para que esa luz, volviera a brillar por ambos; te mostrara el camino de la disculpa y a encontrarme en este lío me ayudara.


[Entrada num.150. Gracias por no aburrite y por leerme.]

19 de diciembre de 2010

Descomponer una pérdida.

Nunca un silencio sonó tan amargo...

Mi corazón no ha cambiado, al igual que las lágrimas que hoy derramo.
Me escucha una vieja amiga, tan callada.
La sombra de una luz que jamás existió. Sólo una pantalla.

Y suena una voz conocida. De tiempos ahora tan... pasados.
No hace sino completar el vacío. Diciendo aquello que yo nunca he escrito.
Sobre rabia, impotencia, dolor y pérdida. Y dulzura... qué dulce hoy por ti todo es.

Grita! Y nadie, nadie te escucha!
Siento como mi corazón intenta alzar el vuelo...
No sin sentir cada uno de los huesos rotos de sus alas.

Seguirá durante milenios sonando siempre la misma tonada.
Volverán las noches de escritura para nada.
Esperando... Quedaré como estatua de piedra esperando tu llegada.

Oh, tonto joven inocente corazón.
Viejo estúpido y ciego morirás.
Los minutos pasan; tus horas se van.

Sabes nada de ese brillo nunca alcanzarás.
Qué paz... las horas cuando amo al amor que todavía he de encontrar.
Y lo que duele, tus palabras nunca dichas para dar...

Tengo mil mundos: un día de amistad por cada segundo a mi lar.
Dos besos por cada mirada que brille durante una eternidad.
Pero confianza, ah... de eso difícil no te sería conseguir.

Pues conoces... ¿O acaso no lo ves?
Amor. Dilo como quieras decir.
Sé que es lo más grande que ha ocurrido jamás.