31 de diciembre de 2010

Palabras perturbadas.

Suspira. Siente el mar.
Te arrastra sin remedio y te adentras en sus aguas. Frías, turbulentas, te llevan hacia dónde nunca imaginarás. Son recuerdos, mueren, y puede que algún día desaparezcan al fin. Por el desagüe del olvido, allí, tus dudas debes empujar.
Ese fuego cálido y brillante, aquél que nos envuelve en su manto de ternura, se derritió y quedó tan líquido, que ahora de mis ojos sale infinito.
Qué daría yo por todo, aún sabiendo que tanta nada tiene, si de amor no me faltara y de risas, me sobraran...

1 comentario:

  1. Lo he leido todo. Ya no resulta tan deprimente. ¿Es una buena noticia?

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