19 de diciembre de 2010

Descomponer una pérdida.

Nunca un silencio sonó tan amargo...

Mi corazón no ha cambiado, al igual que las lágrimas que hoy derramo.
Me escucha una vieja amiga, tan callada.
La sombra de una luz que jamás existió. Sólo una pantalla.

Y suena una voz conocida. De tiempos ahora tan... pasados.
No hace sino completar el vacío. Diciendo aquello que yo nunca he escrito.
Sobre rabia, impotencia, dolor y pérdida. Y dulzura... qué dulce hoy por ti todo es.

Grita! Y nadie, nadie te escucha!
Siento como mi corazón intenta alzar el vuelo...
No sin sentir cada uno de los huesos rotos de sus alas.

Seguirá durante milenios sonando siempre la misma tonada.
Volverán las noches de escritura para nada.
Esperando... Quedaré como estatua de piedra esperando tu llegada.

Oh, tonto joven inocente corazón.
Viejo estúpido y ciego morirás.
Los minutos pasan; tus horas se van.

Sabes nada de ese brillo nunca alcanzarás.
Qué paz... las horas cuando amo al amor que todavía he de encontrar.
Y lo que duele, tus palabras nunca dichas para dar...

Tengo mil mundos: un día de amistad por cada segundo a mi lar.
Dos besos por cada mirada que brille durante una eternidad.
Pero confianza, ah... de eso difícil no te sería conseguir.

Pues conoces... ¿O acaso no lo ves?
Amor. Dilo como quieras decir.
Sé que es lo más grande que ha ocurrido jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario