20 de enero de 2012

Lo malo solía repetir

Cuando vine, ya te ibas...

La incertidumbre acongojada
me visita hoy, mañana,
presa de mi presa; presa
de tus flores resecas.

Mi corazón a fondo
arado, es mi reiterado
sin barbecho ensangrentado.

Cuando vine, ya te ibas...

Navegué exento de rumbo
por tu amor, sin la baliza
de tus ojos a mil kilómetros.

Recogí con desvalido cuidado
de la intemerata restos
de mis costras arrancadas.

¡Venía y te ibas!

Te quise y te esperé.
Callado y fiel. Amando
las primeras palabras
de tu despedida-carta.

Te amé; también al cielo oscuro.
Me volví (ya a la nada) asombrado:
no estabas;
te habías marchado.

Ven y bien, regresa,
cual compungida incerteza.
Que tú lo eres; que no te entiendo:
si eres tristeza, regresa.

Porque prefiero ésto
a la nada...

No hay comentarios:

Publicar un comentario