Se me perdió más de un tercio del millar de mis traseros días.
Todo sin fijarme en que mi vida no ha mutado en ADN regio.
Sigo siendo frágil, quebradizo y no rival del infortunio de la vida.
Lloro sin llorar, por dentro, percibiendo el ruido enlodazado.
Quiero armarme de valor y alzarme con el asta conclusiva.
Mientras, ando absorto del pasar del tiempo y de mis penas:
suenan libres y felices en el vasto edén marchito y súbito.
Siendo así -me sé muy siendo- ¿Qué's mi vida o esperar?
Sólo sé que ahora...
Siento. ¡Siento!
Juro al aire aguado:
que soy yo; que son mis ojos
los causantes d'esta fatigosa humedad.
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