1 de septiembre de 2015

El tiempo locura

Desamparada brasa y leal,
por ti mi corazón arrecido
pulsa al compás de la avidez tierna.

Mas, correas de elegante corte
me aprisionan, y mis besos tuyos
braman incapaces de hacer crónica.

Sin razón y hacia ti en demasía
no hay de mi afecto, sino ambiciones
de carantoñas de planta tímidas.

No cesa, aún así, la gravedad
que tus atribuladas palabras
labran en mi pasión disentida...

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