Un silencio oscuro y asfixiante
me recibía por las mañanas:
la terrible falta de sonrisas
nativas de una atenta mirada.
Mas, hoy un filo frío atraviesa
mi calma. Lentas las horas pasan
la vista: entregado corazón
que al añorar a su ama se azara.
Ven, ven. Hoy dónde estarán
mis ojos que libres fluían
seguros y sosegados
hacia su estrella fugaz...
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