23 de agosto de 2015

Calor apaciguador, frío enaltecedor.

Suena de nuevo la dulce tonada:

Atenta la mirada, mohíno:
fulgores áureos y relámpago
perdido quiebra de un sentido
la cárcel imperecedera.

Oí que no sentía, más;
notaba ausente el tacto
del peso ardiente, extraño,
que aligeraba el alma.

Los rizos puntean el mar
en calma, mas, no son sino
fruslerías bajo marea
excitante y frío límpido.

Quiero reanudar... El día
nostálgico, presto en ánimos
natos y tan escurridizos,
fue ayer. Y repetiría.

Tímidas, visiones futuras.
Amagos leves, sonrisas.
Cauce que lentamente ocupa
mi senda de luz y vida.

Toca de nuevo la dulce sonata...

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