No sé, lo sé, quién soy
al esbozar tímidamente
más de un triste lagrimón.
Me sé el no sé quién soy;
siempre rompiéndome
la cara con risa mordaz.
Retengo en borradores
de blogs: por aquí,
electrizadas señales,
y por allí una canción.
Congelo en mi afán
de transgredir un tiempo
simple y épico, el imperfecto
recuerdo fugaz.
Devuelvo siempre
la mente, fatigada y rendida,
a lo más lejano
de mi vida y mis días
ya lejanos; intemporales
por mí y por obsesiones
de viejo adolescente.
Tan, y tan ansiados...
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