Entre el soplo del oscurridísimo frío,
creciendo en sombra apelmazada y crujidora
entre el van y vienen d'esos tímidos fulgores,
s'alzaba eterno el titubeo de mi vida:
temblando por el qué del algún día,
hastiado hasta la médula y enmohinado iris
del pasado susurrante de suicidas melodías.
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