27 de febrero de 2011

Las cosas como sisón.

Mejor; así con la luz de pantalla como única aliada.
Como tantas otras veces y noches; mejor.

No tengo motivos por estar aquí, no hay nada por lo que escribir.
Dime por qué l'ausencia no cesa y olvido todo lo que viví.
Esta oscuro, lo dejo lejos, lloro y muero...pero ante todo sigues aquí.

Eres un fantasma: inmortal. Eterno. Que vivirá por el placer de verme aullar...
los gritos de locura y desesperación; mis interminables últimas palabras de amor.

¡Suéltame! Ahora sólo quiero vivir en paz... solo.
¡Vete ya! No quiero oír el eco de tus pisadas silenciosas, que se fueron sin más.

¿No son lo dulcemente tristes mis palabras para ti? ¿No lo sientes?
Realmente ahora me siento demasiado tuyo como para vivirte tan lejos de mi.
Con humedad, sucia y gastada, oxidado. ¿Qué no es un sinónimo d'esta pasión?

Pero en silencio sonríes. Tus ojos me persiguen. Los besos me aprisionan.
Porque estoy atado, sin ver el agua en que me ahogo, culpa todo d'este horrible empeño.

Y no hay canción lo suficientemente lenta para que rime al compás del corazón.
No hay poema ni tonada que exprese realmente cómo acabó la relación.
Ni tampoco la tisteza en este mundo o rincón, suficiente para comparar y darte una buena explicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario