De la distancia insondable que nos separa, de aquel muro sólido pero imaginario al que llamamos lejanía, de eso yo reniego, mas me es imposible desprenderme de la maldición, y sólo puedo ser testigo del dolor que me causan la incertidumbre, los sueños rotos y las esperanzas quiméricas...
En mí una tristeza florece y muere cada día, como sol al día y luna a la noche, que se repite incansable hasta el fin de mis días.
Del amor que yo siento no voy a renegar, pero sé que me duele, y que sólo tú con tus desdichas y sonrisas, puedes convencerme de continuar.
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ResponderEliminarEscribes buenos textos ¿lo sabias?
ResponderEliminarjeje. Bueno, sigue escribieno y yo seguiré pasandome por aquí. Al menos ahora que he acabado los exámenes tengo más tiempo (por fin xD). Voy a ver si escribo algo nuevo en mi blog. Pásate luego :)
Giovanna.
Muy bueno, sí señor.
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